Los esclavos, además de que ya existían desde tiempos más remotos de Cristo, pues esclavos los ha habido siempre, en el imperio romano empezaron a surgir sobre la época republicana y las primeras fases del imperio sobre el 509 al 235 a.C. debido al aumento de las conquistas de Roma, y en las guerras.
Los esclavos eran simples propiedades del dueño, además los bebes esclavos eran adoptados por algún otro esclavo y criado por ellos, si era hombre iba destinado a la esclavitud, y si era mujer a la prostitución. Todos los esclavos eran propiedad del amo, adoptando también su apellido.
Ellos no tenían ningún derecho. Si querían formar una familia debían contar con el permiso del amo, si querían casarse, también debían consultarlo con él, no tenían libertad jurídica, ya que eran tratados como un hombre, no como una persona. También los esclavos eran vendidos o intercambiados por otras personas o por ejemplo se llegaban a cambar grano y sal o por mil quinientos denarios por un número de esclavos.
La tarea de los esclavos era en hacer todas las cosas que les dijese sus amos, ya que podían hacer todo menos inscribirse en el ejército. Ayudaban en las tareas de la casa, en el campo, hacían la compra…
Los amos podían golpear al esclavo sin mero motivo y no ser castigados, hasta en algunos casos el amo podía matar al esclavo.
En Roma había dos tipos de esclavos, los que eran esclavizados en la guerra y los que nacían de mujeres esclavas, Los que nacían de éstas tenían algunos privilegios más que los esclavos en guerra.
Los esclavos tenían varias formas de lograr la libertad, ya siendo con su propio suicidio para ser enterrado dignamente como hombre libre, con la muerte de su amo, en cuyo testamento estuviese determinada la libertad del esclavo, por decisión ante un magistrado o simplemente comprando su libertad.
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